El miedo nos enferma
Aunque el miedo es una experiencia común a todos los seres humanos hay ocasiones en que enferma nuestra mente y nuestro cuerpo; nos contrae, nos desgasta y nos agota. Lesbia Luzardo de Zschaeck, autora del libro Enfermedad emocional y doctora en Farmacia, explica que dentro de las emociones que enferman hay una en particular que causa mucho daño: el miedo.

Sentimos miedo cuando experimentamos cualquier situación que nos haga creer que nos encontramos en peligro. Es una emoción básica de autoprotección que se activa cuando sentimos que algo o alguien pueden causarnos algún daño, sin embargo, el miedo es una emoción de dos caras, positiva y negativa. El miedo bueno nos impulsa a enfrentar el problema y con eso, a superarlo. El malo, por el contrario, nos impulsa a huir, a ignorar el problema.
A muchos nos pasa que a veces que sentimos miedo y no sabemos por qué. Ese miedo suele manifestarse como un estado constante de ansiedad, nerviosismo, fobias diversas, irritabilidad, hiperexcitación, y también puede generar síntomas físicos como alteraciones del sueño, dolores y tensiones musculares, problemas digestivos, erupciones en la piel, cefaleas, entre otras muchas formas de somatizar.
Cuando tenemos miedo (a lo que sea) nuestro sistema inmunológico se detiene, simplemente no funciona. Este estado emocional produce en el organismo altos niveles de estrés que a veces se convierten en estados de alerta permanente, gracias a patrones de pensamiento, sentimientos y conductas que adoptamos (heredados o adquiridos), miedo a esto, miedo a aquello, miedo todo el tiempo.
Cuando vivimos en semejantes estados de estrés y al tener nuestro sistema inmunológico debilitado, sometemos a nuestras células y a todo nuestro organismo a un desgaste nocivo que abre las puertas para que la enfermedad se instale. Nuestras defensas por razones obvias no responden, se han debilitado. Por eso es el miedo nos puede enfermar.
Es el miedo el que genera la proliferación de células en desarmonía. Si desarrollamos la capacidad de controlar y manejar estas desarmonías generadas por el miedo, nuestros sistemas de defensa, reparación, mantenimiento y curación serian capaces de funcionar perfectamente restableciendo el equilibrio en nuestro organismo, creando una barrera de defensa tan fuerte que ningún agente extraño podría penetrarla o generarse en nosotros mismos.